Miguel describe la clase

 

Mi clase es amplia. Tiene muchos juguetes, libros y dibujos  hechos por  nosotros. Tiene tres ventanas grandes y por dos de ellas vemos la plaza del pueblo.

Estamos  de manera que nos vemos todos.

No pasamos frío por los acumuladores que mantienen la clase  a una temperatura buena.

Tenemos mucho material y repartido por toda la clase.

A pesar de que somos pocos, somos muy amigos.

Miguel Moreno Narrillos

 

 

POEMAS PARA LA NAVIDAD

A la nanita nana
duérmete, cielo,
la patera es chiquita
grandes los sueños…
Que Jesús y María también se fueron,
huyendo de un Herodes
al extranjero,
huyendo de un Herodes
el Dios eterno…,
Nosotros por el hambre,
Él por el miedo,
nosotros en patera,
Él en jumento…
Tu papá va remando
y yo te velo,
los Herodes y el hambre
quedaron lejos…,
Que se duerme mi niño,
se está durmiendo,
que lo arrullen la luna
y los luceros,
que se callen las olas,
que calle el viento…
Cuando lleguemos, niño,
cuando lleguemos
comerás pan de trigo
y hasta cordero…,
Que es Navidad, mi vida,
y el Dios del cielo
sólo quiere una cosa:
que nos amemos…,
Que Jesús y María
también se fueron,
huyendo de un Herodes
al extranjero…,
A la nanita, nana,
duérmete, cielo
José María Valverde

Hablan los pastores (Villancico)

¡Ya está bien, que se va a helar!
Tanto adorar al Chaval
y nadie tiene reaños
de darle sus propios paños,
sus sayas o su morral.

Tanta mirra y tanto incienso,
y Él desnudito en el pienso
-pienso que nadie le quiere-.
Su tiritera me hiere,
en esta noche tan bruta.
¡Muchachos, traed viruta,
vamos a hacer una hoguera,
antes de que se nos muera
de frío la Salvación!

Juntad todas las banderas
y haced una colcha loca,
porque Dios está en pelota
desde que vino al Portal .

Gloria Fuertes

Receta para construir un nacimiento

Tomad papel de plata: haced un río
y colocad encima de él un puente;
fabricad un portal; ponedle enfrente
de papel y cartón un caserío.

Simulad la blancura del rocío
con un poco de harina y, suavemente
hacedla que descienda lentamente,
como la nieve cae, blanca de frío.

Colocad las figuras una a una,
la Virgen y José junto a la cuna
y en ella el Niño, en el pesebre echado.

Y si después que todo lo habéis hecho
sentís que hay una estrella en vuestro pecho,
es que está el Nacimiento terminado.

Luis López Anglada

Villancico de la noche más alba

Porque un niño pobre

nació entre unas pajas,
dicen que es la de hoy
la noche más santa,
la de más estrellas,
la de más campanas,
la noche más llena
de música de alas.

Para nadie sea

nunca noche amarga,
nunca noche negra,
nunca noche mala.
Para todos, siempre,
noche de esperanza,
noche de alegría
dulce y buena y blanca.

Esta noche nadie

sin hijo y sin casa,
sin vino y sin lumbre,
sin zurrón ni manta.
Esta noche, todos,
su amor y su hogaza,
su copla en los labios,
su paz en el alma.

Porque es Dios quien, Niño,

nació entre esas pajas,
yo os juro que es hoy
la noche más santa,
la noche más niña,
la noche más casta,
la noche más bella,
la noche más alba.

Antonio y Carlos Murciano

EL ALBA DEL ALHELI

1

¡Muchachas, las panderetas!
De abajo yo, por las cuestas,
cantando, hacia el barrio alto.

La Virgen María
llorando, arrecida,
hacia el barrio bajo.

¡Las panderetas, muchachas!

2

– Un portal.
– No lo tenemos.
– Por una noche…
– ¿Quién eres?
– La Virgen.
– ¿La Virgen tú,
tan cubiertita de nieve?
– Sí.

3

La mejor casa, Señora,
la mejor,
si sois la Madre de Dios.

Que tenga la mejor cama,
Señora,
la mejor,
si sois la Madre de Dios.

¡Abran los portales, abran!
Pronto,
por favor,
que está la Madre de Dios!

4

¡Sin dinero, Buen Amor!
¡Y tu padre carpintero!
¿Cómo vivir sin dinero?

– ¡Vendedor,
que se muere mi alba en flor!

¡Sin pañales mi lucero!
¡Y sin manta abrigadora,
temblando tú, Buen Amor!

– ¡Vendedora,
que se muere mi alba en flor!

5

AL Y DEL

En un carrito, tirado
por una mula, al mercado,
San José.

– ¡Arre, mula, eh!

En un carrito, sembrado
de verduras, del mercado,
San José.

– ¡Vuela, mula, eh!

6

EL ÁNGEL CONFITERO

De la gloria, volandero,
baja el ángel confitero.

– ¡Para ti, Virgen María,
y para ti, Carpintero,
toda la confitería!

– ¿Y para mí?
– Para ti,
granitos de ajonjolí.

A la gloria, volandero,
sube el ángel confitero.

7

LA HORTELANA DEL MAR

Descalza, desnuda y muerta,
vengo yo de tanto andar.
¡Soy la hortelana del mar!

Dejé, mi Niño, mi huerta,
para venirte a cantar:

¡Soy la hortelana del mar…
y, mírame, vengo muerta!

8

EL CAZADOR Y EL LEÑADOR

– Y di, ¿qué me traes a mí?

– Un ánsar del río
te traigo yo a ti.
– ¿Y qué eres tú, di?

– Cazador.
– Gracias, cazador.

– Y tú, ¿qué me traes a mí?

– Fuego para el frío
te traigo yo a ti.

– ¿Y qué eres tú, di?

– Leñador.
– Gracias, leñador.

9

EL PLATERO

– A la Virgen, un collar,
y al Niño Dios un anillo.

– Platerillo,
no te los podré pagar.

– ¡Si yo no quiero dinero!

– ¿Y entonces qué?, di.
– Besar
al Niño es lo que yo quiero.

– Besa, sí.

10

EL PESCADOR

Toda la noche pescando
y todo el día remando,
para encontrarte llorando.

No llores tú, Niño mío,
que estos luceros de río,
verdes, te irán consolando.

11

EL ZAPATERO

Zapatitos de esmeralda,
con hebillas de platino.

– ¡Deja esa cuna de avena
y esa almohada de trigo!

Zapatitos de esmeralda,
con lazadas de oro fino.

– ¡Déjala, Amor, y, calzados
tus pies, al cielo conmigo!

Zapatitos de esmeralda,
con hebillas de platino.

12

EL SOMBRERERO

– Para las nieves de enero…
– ¿Qué para las nieves, di?
– Un sombrero.
– ¿Y quién me lo ofrece a mí?
– ¡Quién va a ser! ¡El sombrerero!

13
LOS TRES NOES

Primer no

– Pastor que vas con tus cabras
cantando por los caminos,
¿quieres darme una cabrita
para que juegue mi niño?
– Muy contento se la diera,
si el dueño de mi ganado,
Señora, lo permitiera.

Segundo no

– Aceitunero que estás
vareando los olivos,
¿me das tres aceitunitas
para que juegue mi niño?
– Muy contento se las diera,
si el dueño del olivar,
Señora, lo permitiera.

Tercer no

– Ventero amigo que estás
sentado en tu ventorrillo,
¿quieres darme una cunita
para que duerma mi niño?
– Muy contento se la diera,
si hubiese sitio y el ama,
Señora, lo permitiera.

14
VÍSPERA DE LA HUIDA A EGIPTO

– La albarda mejor de todas las tuyas, albardonero.

– Carpintero,
¿para qué?
– Mañana te lo diré.
Voy muy lejos…
– La mejor mula de todas
las tuyas, mi buen mulero.
– Carpintero,
¿para qué?
– Mañana te lo diré.
Voy muy lejos…

RAFAEL ALBERTI

Belén imperfecto

Nunca llegan al portal
las figuras del belén.
Los pastores se han quedado
sin las piernas por correr.

No encuentran los Reyes Magos
la estrellita de papel.
Los camellos en el musgo
ya no se pueden mover.

El río de plata sigue
desembocando al revés.
La lavandera del lago
nunca acaba de tender.

Herodes hoy ha encendido
las mismas luces de ayer.
En las montañas la nieve
no se puede deshacer.

La Virgen está esperando
y esperando san José
La comadrona no llega
y ya empieza a anochecer.

El pastor tampoco viene
con la hierba para el buey.
Los hombres no llegan nunca
a la cueva de Belén.

La Virgen está esperando
y el Niño Jesús también.

Víctor Manuel Arbeloa

LA FLOR DE NAVIDAD

En la fresca sombra

de un blanco rosal

un lirio florece

por la Navidad.

Bonita es la rosa,

el rosal lo es más;

pero es más el lirio

que florecerá.

Tiene sus hojillas verdes

y blanco el cáliz está

y la miel que hay en el cáliz

es una miel celestial.

Las abejas que a libarle

su dulcísima miel van,

son ángeles de los cielos

que le quieren custodiar.

Aunque lo ronden los ángeles

de los pastores será.

Llegan los tres Reyes Magos

para su aroma aspirar,

viendo a la Virgen que con

su llanto lo regará.

—¿Por qué lloráis, Santa Virgen

María? ¿Por qué lloráis?

—Porque son perlas del alba

las que le suelen rociar,

y el día de Viernes Santo

de sangre se tornarán.

Blanco lirio florecido

la noche de Navidad!

En la cumbre del Calvario

¡cómo te deshojarán!

Hermosa es la rosa,

el ramo lo es más;

pero es más el lirio

que florecerá.

Jacinto Verdaguer

Posada mexicana (Villancico popular)

I

En  nombre del  cielo os  pido posada                                                                                                                                               pues no  puede andar
mi esposa amada.

II

Aquí no hay mesón,
sigan adelante,
yo no puedo abrir,
no sea algún tunante

III

No seas inhumano,
tenednos caridad,
que el Dios de los cielos
te lo premiará.

IV

Ya se pueden ir
y no molestar
porque, si me enfado,
los voy a apalear.

V

Mi esposa es María,
es reina del cielo
y madre va a ser
del Divino Verbo.

VI

¿Eres tú José?
¿Tu esposa es María?
Entren peregrinos,
no los conocía.

¡ESTABA!

El cordero balaba dulcemente.
El asno, tierno, se alegraba
en un llamar caliente.
El perro ladraba,
hablando casi a las estrellas…
Me desvelé, Salí. Vi huellas
celestes por el suelo
florecido
como un cielo
invertido.
Un vaho tibio y blando
velaba la arboleda;
la luna iba declinando
en un ocaso de oro y seda,
que parecía un ámbito divino…
Mi pecho palpitaba,
como si el corazón tuviese vino…
Abrí el establo a ver si estaba
El allí.
¡Estaba!
Juan Ramón Jiménez

Diálogo entre Dios Padre y el ángel de la guarda del Niño que regresaba de Belén

-¿La mula?
-Señor, la mula
está cansada y se duerme,
ya no puede dar al niño ó tal vez no sepa mañana
un aliento que no tiene.que ha nacido para siempre

-¿La paja?
-Señor, la paja
bajo su cuerpo se extiende
como una pequeña cruz
dorada pero doliente.

-¿La Virgen?
-Señor, la Virgen
sigue llorando.
-¿La nieve?
-Sigue cayendo; hace frío
entre la mula y el buey.

-¿Y el niño?
-Señor, el niño
ya empieza a mortalecerse
y está temblando en la cuna
como el junco en la corriente.

-Todo está bien.
-Señor, pero…
-Todo está bien.
Lentamente
el ángel plegó sus alas
Y volvió junto al pesebre.

Luis Rosales. “Retablo de Navidad”

La Virgen María
penaba y sufría.
Jesús no quería
dejarse acostar.
– ¿No quieres?
– ¡No quiero!
Cantaba un jilguero,
sabía a romero
y a luna el cantar.

La Virgen María
probó si podía
del son que venía
la gracia copiar.
María cantaba,
Jesús la escuchaba,
José que aserraba
dejó de aserrar.

La Virgen María
cantaba y reía,
Jesús se dormía
de oírla cantar.
Tan bien se ha dormido
que el día ha venido,
inútil ha sido
gritarle y llamar.

Y, entrando ya el día
como Él aún dormía,
para despertarle
la Virgen María
tuvo que llorar.

Eduardo Marquina

Si la palmera pudiera
volverse tan niña, niña,
como cuando era una niña
con cintura de pulsera.
Para que el Niño la viera…

Si la palmera tuviera
las patas del borriquillo,
las alas de Gabrielillo.
Para cuando el Niño quiera,
correr, volar a su vera…

Si la palmera supiera
que sus palmas algún día…
Si la palmera supiera
por qué la Virgen María
la mira… Si ella tuviera…

Si la palmera pudiera…

… la palmera…

Gerardo Diego

AL NIÑO DIOS

El alba tomó cuerpo en tu figura
el aire se hizo carne, los rosales
desangraron sus rosas virginales
para formar tu piel silente y pura.

Desparramó la brisa ternura,
la luz cuajó en tu forma los cristales,
la luna derramó sus manantiales
para crear en Ti nuestra ventura.

Divinidad que, tan pequeña y suave,
se hace niña en tu carne redentora,
en lo infinito ni siquiera cabe.

En Ti la eternidad tiene su aurora
en Ti nada se halla que se acabe,
oh alba de Dios que entre la paja llora.

Rafael Morales

Villancico de la fuenfría

Junto al portal de Belén
brotaba una fuente fría.
Que se volvió de tisana
para la Virgen María. En vaso de pobre barro
San José se la ofrecía.
– Mi Reina Soberana,
te ofrezco la tisana
de la buena fontana. La Madre sonreía.

Antonio de Zubiaurre

Villancico del pescador

¿Qué pescará el pescador
a la orilla de la fuente?
¿Qué pescará el pescador?
A Belén marcha la gente
Con rabeles y panderos.
Cada cual trae su presente.

– Pescador, ¿ tú qué quisieras
Llevarle a Dios soberano?
Pescador, ¿qué le ofrecieras?

– Mucho le llevara hermano:
Plata que en mi mano fue
Y se me fue de la mano.

Era un pez que yo soñé.
Todo escamicas de luna.
Lo sueño desde la cuna…
No sé si lo pescaré

Con la gracia y el amor
De Belén torna la gente.
¿Qué tendrá aquel pescador
que llora junto a la fuente?

Antonio de  Z ubiarre

LABOR

Paz para la pluma y para el aire.

Paz para el papel y para el fuego.

Paz para la palabra y para la tierra.

Paz para el pan y para el agua.

Paz para el amor y para la causa.

Paz para el pensamiento y para el camino.

Paz para la semilla y para el átomo.

Paz para la obra y para el hombre.

Blas de Otero

Cuando venga, ay, yo no sé

con qué le envolveré yo,

con qué.

Ay, dímelo tú, la luna,

cuando en tus brazos de hechizo

tomas al roble macizo

y le acunas en tu cuna.

Dímelo, que no lo sé,

con qué le tocaré yo,

con qué.

Ay, dímelo tú, la brisa

que con tus besos más leves

la hoja más alta remueves,

peinas la pluma más lisa.

Dímelo y no lo diré

con qué le besaré yo,

con qué.

Pues dímelo tú, arroyuelo

O dímelo tú, si no,

si es que lo sabes, José,

y yo te obedeceré

que soy una niña yo,

con qué manos le tendré

que no se me rompa, no,

con qué.

Gerardo Diego