

Hacer silencio, escuchar los ruidos y los sonidos, ser conscientes de lo que hacemos, hacer las cosas con calma, sin pensar en lo que vamos a hacer después… puede ser vivido en momentos concretos propuestos antes o después de empezar sesiones de trabajo. Puede integrarse en modos de trabajar desde una determinada área y puede ser una experiencia vivida en grupo o de manera personal (una vez adquirido el hábito de la interioridad) cuando un alumno o alumna lo necesite.

Hoy Miguel me dice, mientras trabaja en lengua ¿Puedo relajarme un poco?
Sí. le digo.
“Es que se me han metido de repente muchas cosas” (señala la cabeza) Antes de que me dé tiempo a observarle, ya está otra vez en su actividad.
– ¿Pero ya te has relajado?, le pregunto, y me dice que sí.
A veces me sorprenden o me hacen preguntarme. En este caso ¿ qué quería o necesitaba Miguel?
Iniciamos el proceso con algunas experiencias sencillas y breves llevadas a cabo en distintos días.
Primer día. Sentados en círculo, con una postura relajada, ojos cerrados, respiración tranquila, sintiéndola, con las manos en el vientre. Cogemos aire, lo soltamos…Inspiramos, espiramos…
Al terminar, movemos las sillas con cuidado y despacio. Tranquilos, vamos a nuestro sitio a trabajar.
2º día. Valoramos lo que recibimos y damos gracias: Hoy al levantarnos hemos empezado a disfrutar de muchas cosas. Damos gracias al sol que nos ilumina y calienta, en este día tan bonito. Tenemos agua para lavarnos y ropa para vestirnos. Pero ¿de qué está hecha la ropa? ¿Y quién ha hecho posible que tengamos esta ropa? ¿De dónde vienen los alimentos que tomamos? ¿ Quién lo ha hecho posible?
- Yo he tomado una naranja que estaba muy rica, dice un niño. (Pensamos de dónde viene la naranja)
- Yo doy las gracias a la persona que ha cuidado el naranjo del que ha venido la naranja…
- ¿A quién queréis dar gracias?
- Y van surgiendo las respuestas espontáneas, con naturalidad:
- A mi abuelo, a los cereales, a la vaca, a los pájaros…
- Tercer día. Vamos a practicar lo de la respiración del otro día.
Sentados, respiramos despacio. Cuando diga 1 inspiramos. Cuando diga 2, lo soltamos.
Imaginamos que tenemos dentro un globo que se va inflando, más, más…y se desinfla.
Imaginamos que una gota de agua templada baja despacio por nuestra cara.
Nos levantamos despacio y caminamos despacio por la clase. Un paso: Inspiramos. Otro paso: espiramos.